Una interesante exposición de este maravilloso "pintor de historias", así lo titula el Museo del Prado. Es un título que se ajusta a la realidad, porque observas los cuadros y en cada una de las 35 pinturas encuentras una historia escrita con pinceladas.
Me impresionó por su fuerza dramática "Sansón cegado por los filisteos", la expresión de dolor de Sansón en la cara, sus pies y sus manos contraídas; la huida de Dalila mirando atrás y contemplando el apresamiento es de un realismo impactante. También guardo en mi memoria a "Betsabé" ese desnudo de carnes plácidas. Recién salida del baño y con una carta en la mano, la carta del rey David que le hará cambiar su destino. Es impresionante como Rembrandt supo expresar en el rostro de Betsabé la resignación ante los acontecimientos que le esperaban. Por último nombraré su "Autorretrato como Zeuxis" En este cuadro no hay un relato corto, en este está narrado toda su vida. Zeuxis, famoso pintor griego del siglo V a.c. que murió de risa cuando pintaba a una anciana arrugada y estrafalaria. Rembrandt igual que Zeuxis se muere de risa, se ríe de todo y de todos, de su deforme y pobre vejez. Su mirada penetra en tu pupila, se burla de ti, es como si te dijera: "eh, ya no tengo nada que perder, he vivido, lo sé todo"
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